La brecha de ingresos entre los varones y mujeres de Argentina se redujo desde el año 2021, pero aún continúa por encima del 22 por ciento.
De acuerdo a un informe del Centro de Economía Política (CEPA), que recopila y analiza datos del INDEC, la brecha de ingresos entre géneros sigue siendo una de las principales desigualdades del mercado laboral argentino.
En el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora y las disidencias, que se celebra el próximo miércoles 8 de marzo, el CEPA informó que las desigualdades de género en el mercado de trabajo como en los ingresos se reflejan a su vez en el tiempo de cuidado que le dedican las mujeres.
En relación a los ingresos, destacaron sin embargo que en el tercer trimestre de 2022, los varones percibieron un 24,6 por ciento más de ingresos personales y un 22,8 por ciento más por ocupación principal que las mujeres.
A su vez, en el ámbito de la informalidad, un sector de grandes proporciones en el país, la brecha de ingresos supera el 34 por ciento entre varones y mujeres.
La desigualdad en los ingresos se da, además, en un contexto de incremento general de la actividad económica como de la baja del desempleo, que el presidente Alberto Ferández destacó en su discurso de inauguración de sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación.
La mentada “recuperación económica” encuentra de este modo a las mujeres con una tasa de actividad que el CEPA calificó de “muy alta”. En el tercer trimestre de 2022 la misma fue de 51,1% y, “si bien la brecha con los varones continúa siendo elevada (19,3 p.p.), es un nivel menor al promedio de los últimos 7 años”, remarcaron.
Por su parte, la tasa de desocupación general registra dos años consecutivos de recuperación, alcanzando valores 2,6 puntos más bajos que en el año 2019, y la brecha entre varones y mujeres se mantuvo en niveles similares a 2021, alcanzando 1,3 puntos.
Ese esquema de desigualdad de género entre varones y mujeres aseguran que repercute en el tiempo que cada sector le dedica al denominado trabajo no remunerado.
“La distribución del trabajo de cuidado tiene un impacto directo en las asimetrías: las mujeres dedican, en promedio, casi 3 horas más que los varones al trabajo no remunerado. Esta desigualdad se profundiza en hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas”, señalaron.